martes, 6 de marzo de 2007

EL DOLOR HUMANO.

EL DOLOR HUMANO




El dolor es una experiencia normal en todo ser humano. Cuando el dolor llega a las personas existe la posibilidad de poder experimentar sorpresa, daño, amargura, reclamo; estas cosas son experiencias por las cuales el ser humano algún día ha de transitar. No es que se desee ser fatalista, sino que cada persona debe estar consciente del curso de la vida, y que debe estar preparada para poder hacer frente al dolor en un momento dado.En la Biblia hay varios ejemplos de personas que experimentaron gran dolor en su vida por alguna razón; uno de estos ejemplos es un hombre llamado Job, su historia se encuentra en un libro de la Biblia que lleva su nombre. Job sufrió de una terrible enfermedad, perdió a sus hijos y sus propiedades; al final Dios, en su infinita misericordia le restituyó todo lo que había perdido. Pero por encima de cualquier persona que haya experimentado dolor está el ejemplo del Señor Jesucristo, quien fue “Varón de dolores, experimentado en quebrantos”, y “El mismo sufrió nuestras enfermedades y llevó nuestros dolores” (Isaías 53:3, 4); al final fue llevado a la Cruz para morir por los pecadores; pero sufrió siendo completamente inocente, sufrió por amor a sus hijos.
También en la Biblia hay un principio aplicable a cada cristiano, este principio tiene que ver con “llevar la Cruz” (Lucas 9:23), y se relaciona con sufrir por causa del evangelio y del nombre del Señor Jesús. Este principio sólo lo pueden entender los que han entregado su vida al Señor Jesucristo, y es un aspecto normal de la vida de los seguidores del evangelio de salvación.
Hay muchas cosas o eventos que originan el dolor, por enfermedades propias o de los seres queridos, por pérdida
de trabajo, por injusticias recibidas, etc.; sin embargo la forma más frecuente y universal por la que se sufre es por la muerte de los seres más queridos. Quien esto escribe sabe por experiencia propia lo que es el dolor.Para todos los casos dados, y especialmente para el último caso, que es la muerte, el Señor Jesucristo es el único amigo y ayudador, y es completamente adecuado y oportuno; él comprende el dolor de cada persona, pues a pesar de ser verdadero Dios, él fue también verdadero Hombre, y como hombre experimentó toda clase de dolor humano. Dice la
Biblia que el Señor Jesús amada a Lázaro, y cuando éste murió el Señor Jesús lloró (Juan 11:3-33).
La Biblia dice que Dios el Padre celestial conoce hasta el más mínimo aspecto de su creación, conoce hasta el número de los cabellos del hombre, conoce cuando muere cada pajarillo, y hasta llama a las estrellas por su nombre. Asi también el Señor Jesucristo, conoce la vida del hombre hasta en su más mínimo detalle; por lo tanto, debe ser reconfortante darse cuenta que él está consciente del dolor que pudiera embargar a cualquier persona por cualquier motivo en un momento dado. El Señor Jesús sabe lo que cada persona siente porque él mismo experimentó dolor, tristeza, rechazo, pérdida en su vida en este mundo. Entonces en base a su propia experiencia él puede y quiere ofrecer comprensión plena, y auténtica compasión a cada persona que sufre por alguna causa. El creyente en el Señor Jesús puede sentirlo a su lado, y por fe oírlo decir: “Yo se, yo conozco, yo comprendo lo que sientes”. Piense usted en lo importante que es depender de Dios en los momentos del dolor o de una crisis emocional.
La Biblia dice: “Dejen todas sus preocupaciones a Dios, porque él se interesa en ustedes” (1 Pedro 5:7); ¡qué palabras tan reconfortantes para el que tiene algún dolor!.
Si usted no tiene al Señor Jesús como su Señor y Salvador y no sabe cómo depositar en él sus dolores o sufrimientos puede usted estar plenamente seguro que si lo busca, el Señor Jesús le dará la ayuda espiritual que usted necesita.
El Señor Jesús dice: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar. Acepten el yugo que les pongo, y aprendan de mí, que soy paciente y de corazón humilde, asi encontrarán descanso” (Mateo 11:28, 29). El salmista inspirado, en momentos de crisis clamaba a Dios y decía confiado: ”¿Por qué voy a desanimarme? ¿Por qué voy a estar preocupado? Mi esperanza he puesto en Dios, a quien todavía he de seguir alabando. ¡El es mi Dios y mi salvador!” (Salmos 42:5).

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